[caption id="attachment_313" align="aligncenter" width="614" caption="Marca, madridistas y moudridistas"][/caption]
Hoy, los enfermos del fútbol nos hemos levantado de la cama felices porque sigue siendo fin de semana, y porque hoy precisamente nos esperan dos auténticos partidazos en la Liga BBVA. Para informarnos de las últimas novedades hemos hecho un barrido por las principales webs de periodismo deportivo, y cuando hemos llegado a Marca nos hemos visto esto:
[caption id="" align="aligncenter" width="600" caption="La portada de la discordia"][/caption]
Algunas veces la vida nos sorprende con situaciones que sólo creemos posibles en las pantallas de cine. Esas obras del celuloide donde ocurren cosas impensables, imposibles, con un toque épico, de grandiosidad y capaces de emocionarnos, hacernos vibrar mientras las contemplamos con mudo asombro. Una creciente expectación a medida que lo que creíamos improbable sucede ante nuestra atónita mirada. Hoy me gustaría contaros uno de esos maravillosos momentos donde la realidad, si bien no supera la ficción, al menos la iguala. Una historia de superación, épica, emocionante, de lucha contra las adversidades y con un final que cualquiera hemos soñado alguna vez con protagonizarlo.
Temporada 2010/2011, Cuartos de final de Playoffs en la conferencia Oeste,partido 4
No había sido una buena temporada para Brandon Roy. Sus maltrechas rodillas no hacían más que dolerle con cada movimiento, cada crossover. Cada fade away le infligía un dolor sordo en sus articulaciones, a estas alturas ya sin cartílago, tras 6 operaciones acumuladas entre las 2 rodillas y una cirugía en ambas en Enero (double knee surgery). Brandon se había visto relegado a un rol de sexto hombre. Él, que había sido líder de estos Blazers junto a Lamarcus Aldridge, que había sido All-Star y que había asombrado a expertos NBA y aficionados en general con una sorprendente capacidad de liderazgo, una clase al alcance de muy pocos. Hasta ser considerado uno de los 3 escoltas con más clase y talento natural de la actual NBA, “The natural” como había sido apodado, debido a su facilidad para hacer que las cosas más difíciles parecieran naturales y simples cuando él las hacía. No podía acabar así su sueño después de haber vencido sus problemas de aprendizaje (relacionados con la lectura, dicción y comprensión; resumiendo, todo aquello relacionado con la expresión). Sus horas de trabajo limpiando contenedores en el puerto de Seattle para conseguir dinero y lograr graduarse. Toda esa historia no podía acabar así.
Restan 40 segundos para que finalice el 3er cuarto y en el Rose Garden de Portland pierden por 23 puntos los Blazers, y la serie estaba prácticamente perdida si caían ante los Dallas Mavericks. Roy apenas había jugado y anotado en su rol de sexto hombre saliendo desde el banquillo. Antes de finalizar el cuarto asiste para el alley-hoop fácil de Lamarcus Aldridge. La distancia se reduce a 21, quedan 10 segundos para que acabe el cuarto y el último tiro era suyo. Bota sobre su mano derecha en la zona izquierda de la línea de 3, se la cambia a la izquierda, lanza en suspensión ante la defensa de Peja Stojakovic y... el balón se queda en el aro dando vueltas... ¡¡¡parece que va a salir...!!!. ¡¡Pero entra!! Los Blazers consiguen maquillar el resultado a falta de un cuarto por disputar y 18 puntos de desventaja. Lo que ocurre en el último cuarto es pura magia. El canto del cisne de un jugador que esta temporada, a sus 27 años, ha tenido que dejar el baloncesto porque sus rodillas no pueden más y corre riesgo de quedar seriamente dañado si seguía jugando. Pero aún con las rodillas hechas añicos y el partido perdido, B. Roy nos dejó una esas exhibiciones para el recuerdo. Una muestra de que quién necesita rodillas cuando se tienen esas ingentes cantidades de clase y la determinación de querer sobreponerse a las adversidades. En el último cuarto, Roy coge la manija del equipo. Recuerda a la gente quién es el líder y empieza el carrusel de tiros de media distancia, entradas, asistencias y dos jugadas que marcan el final del partido. Un 3+1 que empata el partido y un tiro a tabla que le daba la ventaja definitiva a Portland y dejaba el marcador en el resultado final: 84-82. Tras la bocina final, una de esas imágenes que quedan para el recuerdo: la de un Brandon Roy emocionado, llorando en plena pista, mientras es abrazado y agasajado por sus compañeros y el público del Rose Garden le dedica una atronadora ovación.
Así escribía Roy uno de sus últimos capítulos como jugador NBA. Sin saberlo siquiera, puesto que se tuvo que retirar a principios de esta temporada, tras advertencias médicas de que si seguía jugando tendría incluso problemas para caminar. Desde aquí, un pequeño homenaje a uno de mis jugadores favoritos de la hornada más reciente, una de mis debilidades en Portland junto a Lamarcus Aldridge y Nicolas Batum. Y sobre todo una historia de esas que parecen escritas para la gran pantalla y que como dice el propio eslogan de la NBA: “where amazing happens”.
Gracias por su inestimable ayuda,asesoramiento y edición del texto a mi novia Sara Perals ^^
Los duendes de las estadísticas de WordPress.com prepararon un reporte para el año 2011 de este blog.
Aqui es un extracto
Un tren subterráneo de la ciudad de Nueva York transporta 1.200 personas. Este blog fue visto alrededor de 4.200 veces en 2011. Si fuera un tren de NY, le tomaría cerca de 4 viajes transportar tantas personas.
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